Me salto otra vez mi regla de no dejar recaditos personales. Total, si ya lo hice una vez... Primero separo los individuos en dos grupos: especímenes (¿para qué aclarar más?) y amigos. Los del primer grupo no van a leer, pero me quedo a gusto. Los del segundo, supongo que lo harán en algún momento, y espero que no se molesten. Van por riguroso orden de aparición en el día de ayer:
Especimen núm. 1: Es mentira. A la batería de mi teléfono no le pasa nada y si no te lo cojo cuando llamas es porque no me da la gana. Vamos a dejar de marearnos el uno al otro. Me estoy empezando a cansar de esperar que te canses.
Especimen núm. 2: Después de más de una década sigues teniendo la mala costumbre de aparecer para decirme que recuerdas cada momento de aquellos días. Me da miedo que en una de esas me hagas creer que hay cosas que existen y que son verdad. Ojalá que todo el mundo tuviera a alguien como tú en su pasado, su presente o su futuro. Gracias siempre.
Colega núm. 1: ¿Has visto el título? Es la primera vez que te incluyo en esa especie (a partir de ahora vuelvo a mi costumbre de llamarte de la otra manera). Te tengo cariño aunque no lo quieras o no lo creas. Y punto. Ah, lo que prometo, lo cumplo, sólo que soy un poco lenta.
Colega núm. 2: Hay gente que parece más de lo que es. Tú eres. Quiero seguir teniendo tu voz por la simple razón de que me interesa. Así que no me vengas con historias que aquí la más simple soy yo. Respeto lo que hagas de todas maneras, eh.
Colega núm. 3: Por más que me ría, sé lo que es. Pesa y algunos días aplasta. También sé que no va a ser para siempre y que recibirás a manos llenas.
Una última cosa a los colegas:
"Si me necesitáis, silbad. Sabéis silbar, ¿no? Solo juntad los labios y silbad."
P.D. Sita S., para ti la entrada se llama "Cacho seres".