lunes, 31 de marzo de 2014

El misterioso caso de la lengua creciente

La canción dice que ella "siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta". En mi caso lo de la falta sólo procede en verano y con límites que una ya tiene una edad. La frente alta siempre que sea posible, no sólo por mantener la dignidad (cuando se tiene), sino porque, siendo de escasa altura, mejor llevarla alta que si no ni te ven. Preocupante, en mi caso, es lo de la lengua. 

La lengua larga - Francisco Toledo

Entre mis características no se cuenta el ser locuaz en exceso, siendo además algo de lo que he hecho gala  (como ya dije aquí). Lo considero una gran ventaja ya que, como he referido también a veces, miento poco y rematadamente mal. El caso es que desde que se supone que empecé a madurar, que no a pudrirme, he observado que cada día tengo más problemas para contener lo que pienso o, lo que es peor,  lo que no he tenido tiempo de pensar pero se me ha cruzado fugazmente por la cabeza. Paso del "no lo voy a decir" al "mierda, ya lo dicho", haciendo una parada por "calla, calla, no sigas" de una manera demasiado natural y rápida. Y como me hagan una pregunta directa, mejor atenerse a las consecuencias (ahí sí que no tengo facultad para retener la respuesta y buscar una variante menos sincera o más diplomática. ¿No se supone que con los años se gana en prudencia? Espero no perder del todo mi timidez, un defecto que siempre he odiado tener, y que, mirándolo bien, posiblemente padezca para salvarme de decir, todavía mayor cantidad de barbaridades.

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