lunes, 13 de octubre de 2008

Resurrección en día laborable


Si tuviera que describirme, me bastaría con tres palabras: un tío normal. Me llamo Manolo en honor a mi padre como la mayoría de hombres de mi edad y le puse Manuel a mi hijo mayor para seguir la tradición. Tengo un trabajo bastante común, una mujer entradita en carnes, dos hijos en edad adulta y una incipiente calvicie que no me hace sentir para nada incómodo. Para colmo de vulgaridad, soy un tipo tranquilo, muy tranquilo. Sí, claro que me enfado a veces, pero siempre me he dicho: “Manolo, déjalo estar, no merece la pena”. Casi nada consigue sacarme de mis casillas y, además, últimamente me he sentido bastante feliz.

Aquel día no pasó nada fuera de lo común, bueno, me subieron el sueldo, lo que no creo que sea un motivo lógico para ponerme como me puse. Salí de la oficina con bastante puntualidad y me dirigí al bar de siempre a tomarme la cervecita de las seis. Ponen una porquería de aperitivo, pero sigo yendo a ese sitio porque la camarera tiene un escote de los que te hace creer en Dios. Cuando pagué, aquella belleza me sonrió y todo empezó a cobrar sentido. Llegué a casa contento y me puse más contento aún al ver que estaban todos allí. Al tiempo que me servía un coñac, me dispuse a informar a mi familia de que me habían dado un aumento. Para sorpresa mía lo que salió de mi boca fue: “Manolo ya no lo deja estar”. No tuve tiempo de plantearme por qué lo dije porque segundos después estaba bajando la escalera y pensando dónde habría un hotel que no fuera muy caro.

No tengo ni idea de si ahora soy mas o menos infeliz que antes de la frasecita de marras. Sólo sé que soy Manuel García, un tipo normal de cincuenta y un años y que ya no lo dejo estar.

7 comentarios:

MICH dijo...

bien hecho manuel

Odaisa dijo...

De repente te sale la doble personalidad y ¡ala! todo al garete.

Odaisa dijo...

Creo que voy a tener que tomar ejemplo de Manuel...

Ele dijo...

Sí, Mich, yo también creo que hace bien Manolo, aunque lo que es el asunto sintáctico le salió medio mal.

Oda, con cuidadito que cuando se nos cruza el cable... Uys, mira, si te he llamado por el nick.

SILVIA dijo...

Manolo, Manolete, sino sabes torear pa que te metes...
En este caso, parece que Manolo está aprendiendo a torear.
Oooooolé!!!! por Manolo.

Odaisa dijo...

Me gusta el apocope, creo que me lo voy a cambiar. Además, con lo que me gusta a mí la poesía...

Ele dijo...

Mmmm... mientras no se arrime tanto como José Tomás.

Oda, menos mal que a ti te gusta porque conmigo se iban a morir de hambre los poetas. Soy más prosaica y mucho mas burrísima.