martes, 15 de junio de 2010

Del pasado

Visitar el pasado es como intentar enfundarte unos pantalones de la talla treinta y seis que usabas hace siglos. El tiempo ha transcurrido para ambos: tú no entras en algo tan pequeño y ellos ya no están a la moda. Aún así no puedes evitar hacer un último esfuerzo por ponértelos. Total, si en unas semanas puedes perder varios kilos y los vaqueros de campana se pueden convertir en pitillo con hilo, aguja y un poco de buena voluntad.

Después de quince días de dieta espartana y haber hilvanado las perneras para estrecharlas, lo vuelves a intentar. No, no cabes. Bueno, en un mes podrían abrochar, pero, aunque arregles lo de los campanolos, el tiro es demasiado alto y están definitivamente pasados de moda.

Lo lógico después de esta última aventura es que la prenda termine en la basura, cosa que casi nunca ocurre. Casi con toda seguridad doblarás los pantalones, los guardarás en un lugar poco accesible pensando que quizás algún día volverás a pesar cuarenta y nueve kilos y, milagrosamente, el tiro alto y la pata de elefante volverán a ponerse de actualidad. Es el último resquicio que nos queda para no dar otra batalla por perdida.

2 comentarios:

Investigador dijo...

Tus palabras ( cada día escribes más bonito ) me llevan a reconocer que tengo también esa manera de tratar al paso del tiempo (porque se trata de eso ¿no?). Guardando los pantalones para cuando mágicamente vuelvan aquellos días pasados.
Si no es el paso del tiempo ...si realmente son las dimensiones las que preocupan...ahí van unos comentarios de nuestro querido filósofo bucólico Don Inodoro Pereyra a su mujer Eulogia.


1) - Usté no está gorda, Eulogia. Es un bastión contra la anorexia apátrida.

2) - ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos? Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.

Salú.

Ele dijo...

Tranquilo, que sí que era el tiempo. No me queda cerebro estos días para ocuparme de mi talla, aunque ya sabe que yo esté como esté siempre estoy gorda. Si el fútbol es un estado de ánimo el ser gorda o flaca también, jajajjaja. No, no engordé después de la última vez que me viste.

Sobre el piropo de la escritura: no me gustan los halagos y en este caso concreto no me lo creo aferrándome a que si fueses sincero en tu apreciación hubieras dicho "lindo", no "bonito". Besis.